lunes, 28 de enero de 2008

Fernando

La mujer tendrá mi edad. No, no la pregunten porque no sabría explicarles con qué artimañas la han arrastrado el plató y la han sentado en ese diván donde se la ve incómoda y expectante. Patricia le ha ayudado a repasar su biografía y ambas saben que ahora sí que sí –“alguien quiere decirte algo muy especial”-; que ahora viene cuando le matan. Una tercera mujer, tras saludar a la entrevistada desde una pantalla, salta a la arena y abraza aparatosamente a la que ha definido como su “mejor amiga de la infancia”. Como ésta parece no reconocerla ni entender a qué viene tanta lágrima, la recién llegada pregunta con acritud por qué narices no le ha escrito ni llamado en estos veinticinco años; por qué demonios no estuvo a su lado en su boda ni en su reciente divorcio, por qué coño, en definitiva, aún no le ha perdonado que le quitara al Fernando
No sabes cuánto lo siento. No sabía, Maribel... –aventura la interpelada forzada por el público y la presentadora, que le afean la conducta.
Elena, me llamo Elena –dice, desesperada ya, la compañera. Elena...
Pues de éstas, amigos míos, a Diario. En fin.

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