viernes, 25 de enero de 2008

Mapa

Supongo que uno se deja llevar. Supongo que el objetivo de El Hormiguero es arrancarnos una sonrisa al final del día en ese instante en que nos dejamos caer en el sofá.
Sin embargo no creo que la elemental filosofía del programa le disculpe de ciertos comentarios. Según Pablo Motos la policía había descartado que el cerebro del robo al chalet de José Luis Moreno se encontrara entre sus amigos; por la sencilla razón –insinuaba con cara de póquer- de que el productor sólo tiene enemigos.
Las investigaciones se mueven –dijo tras la carcajada del público- ahora en su círculo más íntimo. La pantalla mostró una rueda de reconocimiento con personajes de dudosa catadura y eligió finalmente a Rockefeller, célebre muñeco del ventrílocuo.
Lamentable: sobre todo porque aún tenemos en la retina la cara como un mapa de la víctima. El Hormiguero tiene un ritmo tan trepidante que apenas hay un hueco –está claro- para la reflexión.

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