viernes, 25 de enero de 2008

Paciente

Pongamos que usted pilla una gripe de padre y muy señor mío; llama con el termómetro hirviendo en la axila a su centro de salud y consigue cita para cuatro días más tarde.
En esas setenta y dos horas desfilan por esa pantalla distorsionada por la fiebre los equipos médicos más reputados. Sí; mientras los facultativos de House, Anatomía de Grey y un tropel de MIRs toman al asalto el salón, en Osakidetza no encuentran diez minutos para echarle a usted un vistazo. Los televidentes tocan a más galenos por barba que los pacientes.
El virus tras esas cuatro jornadas acaba remitiendo pero, con tanto hospital catódico, usted se acaba inventando una hernia discal. Llama –el dolor le resulta insoportable- a su ambulatorio pero le contestan –parece mentira que sea tan insolidario…- que hay una epidemia de gripe y que tardarán al menos una semana en atenderle.
Desesperado se toma un Nolotil 500. No; no puede –se lo tropieza en el pasillo- molestar a House con esa menudencia.

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