viernes, 25 de enero de 2008

Perfume

La Navidad, a estas alturas, empieza a tener –seguro que ya lo han notado- el olor dulzón del desencanto. Por eso y no por otra cosa, para mitigar en lo que cabe ese ligero tufillo de desilusión, es en esta época cuando más colonias se anuncian en televisión.
El mercado debe estar muy reñido porque, por lo que se ve en la pequeña pantalla, los publicistas se emplean a fondo; crean a veces auténticos cortometrajes de una elaboradísima fotografía y con una banda sonora que eriza el vello de los televidentes.
Eso sí; de entre todos me quedo con éste. Seguro que lo han visto. Comienza con un plano general de París: la ciudad se despereza, se sacude la ligera niebla que aún nos la ofrece así, difuminada; un conjunto de líneas verticales y horizontales sobre el Sena.
La cámara sigue a los protagonistas en una carrera que termina, por fin, en el Puente. Por un instante vacilan; no saben si esa felicidad les pertenece. La mujer, mientras se abrazan, baja delicadamente los párpados.
Y la música. ¡Cáchis! No hay tiempo para hablarles de la música.

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